El reconocido merenguero Sergio Vargas se ha convertido en blanco de una sospechosa campaña de desprestigio luego de sus contundentes declaraciones sobre la tragedia ocurrida en la discoteca Jet Set, donde perdieron la vida cientos de personas.                                                                               Me preocupa la estrategia orquestada para silenciar sus denuncias y desviar la atención de las graves responsabilidades que podrían existir detrás de este suceso.    


Expertos en comunicación política y manejo de crisis identifican una estrategia recurrente para desarticular denuncias de figuras públicas en República Dominicana. Este método se aprovecha de un sistema educativo fallido, donde –según estudios– cerca del 70% de la población tiene dificultades para analizar información crítica.                                                                

                                                                                                                  El sistema educativo dominicano –ranked entre los peores de América Latina en comprensión lectora (UNESCO, 2023), no enseña a:  identificar falacias lógicas, verificar fuentes y separar hechos de opiniones.


Mientras, algoritmos de redes priorizan contenido visceral sobre el reflexivo. El resultado es un círculo vicioso donde las campañas de desprestigio encuentran terreno fértil.  

                                                                                                    Por ejemplo, la victimización inversa, que es cuando 

se intenta presentar al denunciante como alguien que busca beneficiarse de la tragedia. En redes sociales ya circulan mensajes que acusan a Vargas de "aprovechar el dolor ajeno para mantenerse relevante", en lugar de abordar el fondo de sus declaraciones.  


Tambien está la Táctica de Distracción, la cual consiste en "rescatan" viejas polémicas del artista o aspectos de su vida privada para cambiar el enfoque de la conversación. 


La Guerra de Rumores, es una herramienta muy ultil, en donde medios afines a ciertos intereses económicos han empezado a insinuar que el cantante podría tener "motivos ocultos" para sus declaraciones, sembrando dudas sobre su integridad sin presentar evidencias.  


En la era de las redes sociales y la IA, la Amplificación Artificial, se agrega al escenario. Cuentas sospechosas en redes sociales, muchas de reciente creación ( los famosos bots), repiten constantemente los mismos mensajes descalificadores contra Vargas, buscando crear la falsa percepción de un rechazo generalizado hacia sus posturas.  


Estos mini tanques de maldad, recurren a la Culpa por Asociación. Por ejemplo: algunos comunicadores han intentado vincular indirectamente al artista con personas relacionadas al Jet Set, preguntando retóricamente "¿por qué no denunció antes si sabía algo?"aunque Vargas nunca afirmó tener conocimiento previo de irregularidades.  

 ¿Por qué Sergio Vargas?  


El ataque contra el popular intérprete de "La Ventanita" no sería casual. Vargas representa una figura con gran credibilidad entre el público dominicano y la diáspora. Sus declaraciones exigiéndole cuentas claras a las autoridades y dueños del establecimiento tienen un peso significativo que podría impulsar investigaciones más profundas.  


Además, su estatus de artista consagrado pero independiente lo hace menos vulnerable a presiones económicas que otros medios de comunicación o figuras más jóvenes del espectáculo. Esto lo convierte en un blanco perfecto para quienes prefieren que el caso no siga generando preguntas incómodas.  


El Doble Rasero en la Comunicación  


Mientras se intenta desacreditar a Vargas, llama la atención cómo otros personajes vinculados al mundo del espectáculo, la politica ( entre ellos los de RCC Media, emplealdo de Espaillat), que han guardado silencio sobre el tema no reciben ningún tipo de cuestionamiento. Este contraste evidencia que el objetivo real no es debatir ideas, sino acallar voces incómodas.  


Como siempre lo primero que muere es la verdad y esta nos la presentan como victima colateral.   


Estas campañas de desprestigio siguen un libreto conocido, pero cada vez son más reconocibles para un público que ya no se conforma con versiones oficiales poco convincentes. La tragedia del Jet Set ha dejado demasiadas preguntas sin responder, y ataques personales contra quienes como Sergio Vargas exigen transparencia solo refuerzan las sospechas sobre lo que algunos podrían estar intentando ocultar.  


Al final, como bien dice el refrán: cuando la verdad es perseguida, es porque está haciendo su trabajo. La sociedad dominicana merece respuestas claras, no estrategias de distribución